Ana Loranca Gómez
Centro Español de Metrología
HUELLA DE CARBONO: ENTENDIENDO, MIDIENDO Y ACTUANDO
La preocupación por el Medio Ambiente ha estado siempre presente en todas las actividades desarrolladas en el CEM. El 1 de diciembre de 2008, se obtuvo la certificación del sistema de gestión ambiental conforme con la norma UNE-EN-ISO 14001, la cual continua vigente.
Además de esta certificación, el CEM lleva realizando el cálculo de la Huella de Carbono desde 2011.

¿QUÉ ES LA HUELLA DE CARBONO?
La huella de carbono representa la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se derivan directa o indirectamente de actividades humanas. Estos gases incluyen, principalmente, el dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y otros compuestos que atrapan el calor en la atmósfera.
Podemos desglosar la huella de carbono en tres grandes categorías:
- Emisiones directas (Alcance 1): Provenientes de fuentes que son propiedad o están controladas, como la combustión de combustibles en vehículos propios o calderas.
- Emisiones indirectas de energía (Alcance 2): Resultantes de la generación de la electricidad, vapor o calefacción comprados.
- Otras emisiones indirectas (Alcance 3): Aquellas generadas a lo largo de la cadena de valor, como el transporte de productos, la disposición de residuos, o incluso la fabricación de bienes y servicios.
Esta clasificación permite identificar de forma precisa las áreas en las que se concentran las emisiones, facilitando su análisis y la adopción de medidas correctivas.
¿PARA QUÉ SIRVE MEDIR LA HUELLA DE CARBONO?
Medir la huella de carbono cumple una serie de propósitos esenciales:
- Diagnóstico ambiental: Permite conocer el impacto de nuestras actividades sobre el medio ambiente y detectar las áreas de mayor contribución a las emisiones.
- Definición de estrategias de mitigación: Al identificar las fuentes de emisiones, tanto empresas como individuos pueden establecer acciones específicas para reducir su impacto, desde la transición hacia energías renovables hasta la optimización de procesos productivos.
- Iniciativas de compensación: Conocer la huella de carbono abre la puerta a proyectos de compensación, como la reforestación o la inversión en tecnologías verdes, que buscan contrarrestar las emisiones generadas.
- Transparencia y responsabilidad: Para las empresas, medir y publicar su huella de carbono se ha convertido en parte de la rendición de cuentas, fortaleciendo la confianza de consumidores e inversores y facilitando la obtención de certificaciones ambientales.
La medición se convierte, así, en una herramienta esencial para trazar el camino hacia una economía baja en carbono y un desarrollo sostenible.
¿CÓMO SE MIDE LA HUELLA DE CARBONO?
El proceso para medir la huella de carbono es estructurado y puede adaptarse tanto a niveles individuales como a nivel de organización. A continuación, se describen los pasos generales para realizar esta medición:
- Definición del alcance y límites: Determinar qué actividades se incluirán en el cálculo. En el caso de una empresa, es vital definir los límites organizativos y los alcances (1, 2 y 3). Para una persona, se pueden considerar aspectos como el consumo energético en el hogar, el transporte y los hábitos de consumo.
Como “Límite de la Organización” para el análisis de la huella de carbono el CEM contabiliza el 100% de las emisiones de GEI atribuibles a las operaciones sobre las cuales ejerce el control operacional. Según este límite, se contabilizarán como emisiones de alcance 1 y 2, aquellas emisiones derivadas de actividades, sobre las cuales la compañía tenga control en la operación (autoridad para introducir sus políticas operativas a nivel de operación). El CEM ha decidido no incluir emisiones de Alcance 3 ya que no se consideran representativas de las actividades del Centro y no aportan información que pueda ser relevante en la toma de decisiones. Asimismo, la obtención de este tipo de datos no es del todo fiable y podría distorsionar la representatividad y calidad de la huella final calculada. - Recopilación de datos: para la recogida de información se diferencian dos tipos de datos:
- Datos primarios: Aquellos que se recogen en procesos operados o controlados por la Organización (datos de actividad). Son los datos que se encargan de obtener las diferentes áreas o departamentos y se suministran al Departamento responsable del Sistema Integrado de Gestión para su posterior tratamiento.
- Datos secundarios: Aquellos que se utilizan cuando no se disponen de datos primarios. Los datos tienen que venir de fuentes fiables y reconocidas. La mayoría son factores de conversión o factores de emisión a aplicar a algunos datos primarios.
- Aplicación de factores de emisión: Cada actividad se multiplica por un factor de emisión específico, que representa la cantidad de GEI emitidos por unidad consumida de ese recurso. Por ejemplo, el uso de 1 litro de gasolina tiene un factor asociado que indica cuántos kilogramos de CO₂ se liberan a la atmósfera.
Para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero se han tenido en cuenta tanto los datos primarios como los secundarios. Así pues, de modo general, la expresión empleada ha sido la siguiente:
Emisiones CO2 (toneladas de CO2 equivalente) = Datos actividad x Factor de conversión x Factor de emisión
- Cálculo de las emisiones: Se suman las emisiones derivadas de cada actividad para obtener la huella total. Muchas herramientas en línea y hojas de cálculo preconfiguradas pueden facilitar esta tarea.
- Análisis y verificación: Una vez obtenida la cifra, es importante analizar qué actividades contribuyen en mayor medida y establecer prioridades para la reducción de emisiones. Para garantizar la fiabilidad del cálculo, se pueden aplicar metodologías reconocidas internacionalmente, como las definidas por el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero o normas como la ISO 14064.
A continuación, se muestra un ejemplo simplificado:
Emisiones por combustión en centros fijos. Emisiones por combustión de gas natural (Alcance 1)
Los datos de consumo se toman de forma directa de las facturas emitidas por el suministrador del gas. Estos datos se recopilan en facturas mensuales. Las emisiones se calculan mediante el consumo de gas en metros cúbicos (m3) y aplicando su correspondiente factor de conversión y emisión incluidos en la siguiente tabla:

*Nota sobre significado de unidades a modo de ejemplo:
-kg CO2e/l: kilogramos de CO2 equivalente por litro de combustible
-tCO2/TJ: toneladas de CO2 por terajulio
A continuación, se muestran los resultados obtenidos para las emisiones consideradas por el CEM en ambos alcances:

CONCLUSIÓN
La huella de carbono es una métrica imprescindible para evaluar el impacto ambiental de nuestras actividades en un mundo cada vez más consciente de los desafíos del cambio climático. Medirla de manera precisa nos permite conocer dónde y cómo intervenir para mitigar las emisiones, facilitando la toma de decisiones tanto a nivel individual como colectivo. La combinación de buenas prácticas, tecnología y metodologías reconocidas crea un escenario en el que la reducción del impacto ambiental es una meta alcanzable y necesaria para el bienestar de las futuras generaciones.
En un entorno donde cada acción cuenta, convertirnos en gestores responsables de nuestra huella de carbono es el primer paso para construir un futuro sostenible. Reflexionar sobre nuestro consumo, adoptar técnicas eficientes y aprovechar las herramientas de medición disponibles no solo fomenta un cambio positivo, sino que además abre el camino a oportunidades en innovación y transición ecológica.
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